En el mundo de la prevención de accidentes laborales se asume que los accidentes o enfermedades derivadas del trabajo tienen su origen en causas que pueden ser fallos humanos o técnicos. Sin embargo, a menudo, al analizar en profundidad el origen de un accidente o de una enfermedad laboral, se demuestra que es la suma de estos dos tipos de errores.
En cuanto a los fallos humanos, las medidas preventivas están más orientadas al trabajador, ya que refuerzan su conocimiento y formación respecto a los riesgos de su entorno laboral. De esta forma, se intenta incidir sobre su conducta para llegar finalmente a mejorar su percepción del riesgo y actitud preventiva. En cambio, en los errores técnicos las medidas preventivas están más orientadas a la empresa, ya que suelen ocurrir en situaciones relacionadas con todo lo que un ingeniero o ingeniera ha estudiado durante su carrera profesional y donde la capacidad para detectarlas viene dada por su experiencia como prevencionista.
Al mismo tiempo, vemos cómo la tecnología avanza a marchas forzadas y con ella lo hacen también las exigencias normativas y los estándares de seguridad. Y es que nos encontramos en un entorno, el de la seguridad industrial, regulado por una amplia y compleja normativa: reglamento de baja tensión, reglamento de aparatos a presión, reglamento de aparatos de elevación, reglamento por zonas con riesgo de explosión (ATEX), reglamento sobre la seguridad de las máquinas (Marcaje CE), reglamento sobre la adecuación de seguridad de los equipos de trabajo, reglamento sobre la seguridad en las obras de construcción, reglamento sobre instalaciones contra incendios, etc.
Es decir, que nos encontramos en un entorno técnico y normativo en el que quien puede moverse mejor es una ingeniera o ingeniero que también disponga de conocimientos en materia de prevención de riesgos laborales.
Por tanto, el servicio de prevención que quiera ofrecer a sus clientes un servicio ajustado a la actualidad tecnológica debe contar con profesionales de la ingeniería de la prevención en su equipo. Profesionales bien formados, al día con la normativa para transmitir todo ese asesoramiento a las empresas y que persigan el objetivo final de evitar o reducir el riesgo de daños a las personas.
Las ingenieras y los ingenieros de un servicio de prevención pueden intervenir a través del asesoramiento a un cliente en el diseño de una máquina, en la mejora de la seguridad de un equipo de trabajo, en la revisión de áreas de trabajo sometidos a un riesgo de incendio o explosión, en la coordinación de la seguridad de unas obras, en el montaje de una línea de máquinas o placas fotovoltaicas. La variedad de estas intervenciones proporciona una experiencia que es muy aprovechable a la hora de preparar e impartir formación en prevención de riesgos laborales en los departamentos de ingeniería de las empresas, personal de mantenimiento, operarios y operarías especializados, etc.
A nuestro juicio, pues, el binomio técnico ingeniero – técnico prevencionista se ajusta muy bien a los conocimientos que se pueden necesitar para actuar sobre las causas técnicas de un accidente de trabajo.
En el caso de Som Prevenció, S.L. cumplimos esta suma de especialidades que, a través de una comunicación efectiva, facilita la prevención de riesgos laborales.