Según informa Naciones Unidas, la población mundial pase de los 7.700 millones actuales a los 9.700 millones en 2050, pudiendo llegar a un pico de cerca de 11.000 millones para 2100. Esto significan muchas más personas que ahora que alimentar y por lo tanto muchos desafíos a los que hacer frente y a los que se suma el catastrófico cambio climático y la desruralización.
Si bien la producción de alimentos en términos absolutos podría ser suficiente para alimentar a una población creciente, la FAO alerta de que existen importantes deficiencias en los países en referencia al uso de la ciencia, la tecnología y la innovación en la producción agrícola y alimentaria. Esto es debido a que las tierras cultivables productivas y los recursos de agua dulce están gravemente limitados en muchas partes del mundo y que la aplicación de prácticas agrícolas deficientes o las consecuencias del cambio climático provocan la degradación marina y de la tierra.
En este contexto, es imprescindible transformar los sistemas agroalimentarios actuales, y esto solo será posible mediante la aplicación generalizada de la ciencia, la tecnología y la innovación.
Para ello, la FAO destaca 5 formas en que la ciencia, la tecnología y la innovación pueden aumentar la resiliencia y la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios.
1. Utilizar aplicaciones digitales en los sistemas agroalimentarios
Las tecnologías digitales, como la inteligencia artificial y la cadena de bloques, pueden desempeñar un papel importante en la mejora de la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios.
En éste ámbito hay que asegurar que todas las comunidades del mundo, incluso los pequeños productores tienen acceso a los avances tecnológicos – no solamente reducir la brecha digital, sinó hacer que estén al día de los avances en materia de infraestructura, costos, alfabetización electrónica, marcos reglamentarios y acceso a servicios.
2. Utilizar la innovación con el fin de reclamar espacios infrautilizados para la agricultura urbana
Se calcula que en 2050 dos tercios de la población mundial vivirán en entornos urbanos. Estos entornos, representan recursos en su mayoría sin explotar en cuanto a tierra y agua para la producción vegetal, la agroforestería, la cría de ganado y la acuicultura.
Si se encuentran e implementan maneras eficientes de aprovechar los espacios en las ciudades y sus proximidades, se podría ecologizar el ambiente y producir alimentos, con lo que se reduciría la dependencia de los bienes transportados y comercializados, que se están volviendo cada vez más caros.
Un ejemplo de producción urbana es la “agricultura vertical”, en la que pueden utilizarse estructuras inactivas, tales como edificios antiguos o contenedores para transporte descartados. Se trata de una producción agrícola automatizada en interiores en la que se utiliza la hidroponía, una atmósfera artificial e iluminación LED. De esta manera, sería posible producir alimentos todo el año, de manera independiente de las condiciones meteorológicas. Sin embargo, su establecimiento es costoso y requiere mucha electricidad. Si bien en la actualidad esta tecnología relativamente sofisticada solo resulta adecuada para regiones con fácil acceso a equipos especializados y financiación inicial, los avances tecnológicos pronto podrían permitir una mayor adopción.
3. Reducir las distancias y mejorar el acceso a través de Internet
Gracias al desarrollo y la difusión de las tecnologías digitales, como Internet y los teléfonos móviles, se pueden mitigar algunos de los problemas derivados de la distancia y del acceso limitado o costoso que sufren los pequeños productores rurales ubicados lejos de las ciudades/pueblos.
Las tecnologías móviles no pueden sustituir por completo las infraestructuras físicas, pero pueden facilitar el acceso a numerosos servicios en grado mucho mayor que lo que era posible anteriormente.
Por ejemplo, la planificación y la gestión han mejorado en gran medida al poder coordinar digitalmente entre productores y compradores y tener acceso a fuentes de datos que pueden ayudar en la adopción de decisiones.
4. Vacunas veterinarias irradiadas
Las vacunas son esenciales para controlar y prevenir numerosas enfermedades animales, algunas de las cuales también amenazan la salud humana.
La tecnología de irradiación permite el desarrollo de vacunas seguras para animales porque evita la necesidad de compuestos químicos que suelen utilizarse para desactivar microorganismos tales como los virus.
La radiación puede utilizarse para desactivar microorganismos patógenos para que un animal vacunado no desarrolle una enfermedad y no se vea en riesgo a causa de la vacunación con un microorganismo vivo, lo que podría iniciar una enfermedad de manera involuntaria.
Las vacunas veterinarias irradiadas impulsan la industria ganadera en países donde las enfermedades representan un obstáculo para la producción sostenible.
5. Mejorar las cadenas de valor con mejores tecnologías
Las cadenas de valor son complejas; proporcionan salarios, ganancias, impuestos y suministros a los consumidores a la vez que abarcan una amplia gama de personas: desde los productores hasta los consumidores.
La sostenibilidad de las cadenas de valor depende de componentes económicos, sociales y ambientales, y los aspectos de bajo rendimiento pueden afectar a la sostenibilidad en alguno de estos niveles o todos ellos.
La ciencia, la tecnología y la innovación pueden brindar nuevas soluciones a los problemas a que se enfrentan los sistemas agroalimentarios. Si las aprovechamos, estaremos mejor preparados para producir alimentos de forma segura para nuestro futuro.
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