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Los agentes químicos en el trabajo

Las sustancias químicas están presentes en todo nuestro entorno: desde los organismos vivos, en nuestros hogares, en los lugares de trabajo e incluso en las actividades de ocio. Y, además, constantemente se van creando nuevos productos y materiales que se hacen su sitio en el mercado y en la sociedad, incorporando aún más productos químicos en nuestras vidas.

Si nos centramos en los espacios de trabajo, no debería sorprendernos que ver como el número de trabajadores que están expuestos a sustancias químicas no para de aumentar. Esto, evidentemente, genera la necesidad de conocer y gestionar correctamente los riesgos que se derivan de ellos para la seguridad y salud de estas personas trabajadoras.

Por esto es necesario tener claro la importancia de los siguientes conceptos y tareas de prevención:

1. Conocer la clasificación de agentes químicos:

Un agente químico es todo elemento o compuesto químico, por sí mismo o mezclado, tal y como se presenta en estado natural o que es producido, utilizado o vertido (se incluye el vertido como residuo) en una actividad laboral. haya elaborado de forma intencionada o no, y se haya comercializado o no.

Un agente químico peligroso es aquél que puede representar un riesgo para la seguridad y la salud de los trabajadores, dadas sus propiedades fisicoquímicas, químicas o toxicológicas, y la forma en que se utiliza o está presente en el puesto de trabajo.

Además, los agentes químicos pueden clasificarse según su estado de agregación (gas, vapor, sólido o líquido) o también según el tipo de peligro (cancerígeno, mutágeno, irritante, tóxico sistémico, explosivo, inflamable, etc.)

2. Identificar los peligros. Por eso es necesario consultar la etiqueta y/o la ficha de datos de seguridad correspondientes, las cuales se regulan en el Reglamento europeo 1272/2008 sobre clasificación, etiquetado y envasado de sustancias y mezclas, llamado CLP (Classification, Labeling and Packaging).

3. Una vez identificados los riesgos, es necesario realizar una evaluación de los riesgos que no se puedan eliminar a recopilando toda la información posible. Esto nos permitirá tomar las medidas preventivas, así como evaluar la efectividad de las medidas ya existentes.

4. Medidas específicas de prevención y protección. Las medidas deben ser para conseguir: eliminar, reducir o controlar y proteger al trabajador. Y siempre con ese mismo orden de prioridades.

5. Y, por supuesto, conocer la normativa general y específica sobre esta materia.


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